martes, 18 de octubre de 2016

La convivencia en el aula

Cuando decidimos que queremos ser profesores nos centramos en nuestra idea de que tenemos unos conocimientos específicos en una materia que queremos compartir con las futuras generaciones. Es muy importante ser capaces de transmitir estos conocimientos y seguir formándose siempre que se pueda. Pero también es necesario, para ser un buen profesor, propiciar un clima agradable en el aula que asegure el éxito de todos los estudiantes. 

Es absolutamente natural que en un grupo social surjan pequeños roces o incluso conflictos que perjudiquen a la marcha normal de la actividad que se está desarrollando. Vemos con frecuencia que esto sucede en grandes empresas y entre representantes políticos. ¿Cómo no va a pasar con niños y adolescentes? Lo interesante ahora es preguntarse: ¿cómo prevenir situaciones desagradables y favorecer una convivencia pacífica en el aula?

Está en manos del profesor plantear actividades en las que, en la medida de lo posible, todos se sientan a gusto y participen activamente. La diversidad en el aula es uno de los principales problemas de cara a planificar el currículo y las tareas que se van a desarrollar. Por eso es necesario que el profesor (y sobre todo el tutor) conozca a fondo a todos sus alumnos: su entorno social, familiar, cultural, aficiones, áreas en las que encuentra más dificultades... 

A la hora de favorecer que haya un buen ambiente de grupo en el aula, me parece vital que los chicos se acostumbren a trabajar en equipo. Estos equipos los puede formar el profesor de forma heterogénea y, a veces, aleatoria, de forma que cuando acabe el curso los alumnos hayan tenido la ocasión de trabajar con todos sus compañeros al menos una vez. Además, me parece sano que haya cierta competitividad con los alumnos de la clase de al lado, por ejemplo, para que todos los miembros de la clase se sientan parte de un equipo, quieran ser los mejores y colaboren y se esfuercen al máximo por conseguir sus objetivos y no decepcionar a sus compañeros. 

Creo que no puede haber nada más satisfactorio en un aula que sentir el compañerismo y la cooperación entre los alumnos, especialmente en la etapa de la adolescencia, porque en este periodo es cuando se perciben más diferencias entre chicos y chicas, cada adolescente se va desarrollando y creciendo a ritmos distintos, y se puede notar más diversidad entre ellos. 

 

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